martes, 15 de marzo de 2011

Por una vez que el mundo calle!

Nada ni nadie debería ser capaz de cambiar nuestro destino. Nadie tiene derecho a decidir por nosotros, nadie, absolutamente nadie, tiene derecho ni es quien para condicionar el resto de nuestras vidas, sólo por su propio interés. Esto debería ser así, pero nadie respeta esto, todo el mundo se cree con derecho a decirte lo que es mejor para ti, todo el mundo se atreve a condicionar el resto de tu vida sólo por su propio bien. A mí me encanta que la gente me de su punto de vista, me encanta que la gente se interese en mi, mis ideales, propósitos y sueños, y me aconseje como es mejor conseguirlos, o qué podría satisfacerme de la misma manera con otras ventajas...cualquier cosa, de verdad que me gusta, porque eso demuestra interés, y algo de aprecio aunque sea. Yo no pido que todo el mundo aplauda mis ideas, y me den su apoyo incondicional sin mirar las consecuencias, pero alguna vez, sí me gustaría que alguien pensase desde dentro de mí, desde mis ganas de vivir esa vida, la que yo quiero, la que espero me va a hacer feliz, y no las que les va a hacer felices a ellos. Lo que quiero asusta, es verdad, a mí no, para nada, no tengo miedo a ser militar, pero entiendo que para la gente que me aprecia es algo puede que jodido, porque da miedo, sobre todo para una madre. Pero a mi como madre, me daría más miedo cortar las alas de mi hija, sólo por el miedo a la soledad de quedarse en casa sin su hija porque ésta, está cumpliendo su sueño. Puede que sea demasiado dura, pero hay palos que me cuesta mucho asumir y superar, y uno de ellos es que mi madre, no quiera que yo sea militar porque eso supone internar en la Academia Militar General de Zaragoza en poco más de un año, y se quedaría sin mi en casa. Se, y entiendo, que eso es duro, pero a lo mejor nadie se para a pensar lo duro que puede ser para mi ver la oportunidad de realizar mi sueño, y que lo único que me lo impida, sea la hipocresía, el egoísmo y la falta de interés de quienes me rodean. Por eso, muchos días, deseo que por una vez el mundo calle, y escuche, atienda, vea, observe, valore, piense, tenga empatía, y entonces, sólo entonces, se atreva a decidir lo que vale o no vale, o lo que es mejor o peor, y sobre todo, para quien.

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