domingo, 2 de septiembre de 2012

Hablemos de sentimientos. En serio.

Hablemos de sentimientos por favor, lo necesito. Hablemos de verdad de sentir, no hablemos de lo que pensamos que debemos sentir. Desde que nacemos todos estamos enseñados y acostumbrados a seguir el curso natural de las cosas, entre las que se encuentran los sentimientos. Desde el momento que nacemos y empezamos a saber lo que pasa a nuestro alrededor y empezamos a saber quien es quien descubrimos un mecanismo muy sencillo que sigue casi la totalidad de la gente con la que nos encontramos en los primeros años de nuestra vida, que son los más importantes, en los nos acostumbramos a ver una vida que será la que para siempre siempre consideremos como normal y natural, como lo que está bien, como lo que se debe hacer. ¿Qué es lo más básico que asociamos a nuestra vida? Todos nacemos y por costumbre tenemos un padre y una madre, un hombre y una mujer, básicamente porque es el único modo de reproducción animal y, por tanto, humana. Parece algo insignificante, algo normal porque lleva toda la vida siendo así, durante siglos, desde que existe la humanidad. Es cierto que no puede ser de otra manera porque es el único modo de reproducción natural, la unión de un hombre y una mujer. Es así, que desde pequeñitas las niñas miramos a los niños, y los niños miran a las niñas, porque es lo natural, porque papá y mamá son hombre y mujer, y los abuelos, y los tios, incluso las parejas que salen en las pelis de disney, siempre una princesa con su correspondiente príncipe azul, o bueno vale, una princesa cuyo príncipe azul es verde y se llama Shrek, pero siempre son hombre y mujer.
¿Alguien recuerda haberse planteado de pequeño/a por qué si es niña mira a los chicos y si es niño mira a las chicas? ¿A que no? Y el por qué es tan sencillo porque como es lo que vemos a nuestro alrededor, ni si quiera nos surgen las dudas, ni si quiera llegamos a pensar el por qué, es algo natural, el curso de la naturaleza que, como tantas otras cosas, es así, sin más. Y desde pequeños es lo que llevamos dentro de nosotros y aceptamos sin más. Las niñas desde pequeñas nos pasamos la vida buscando un príncipe azul, como en las pelis, con toda la inocencia y esperanza del mundo. Los chicos, son diferentes, hasta casi los 13-15 no se interesan por chicas. Sí, lo típico de que le gusta alguna, pero son más del fútbol, música u otro tipo de hobbies, se complican menos la vida. Pero claro, todos llegamos a una edad en la que por H o por B nos empezamos a sentir atraídos por una persona del sexo opuesto, y ahí empieza la odisea de nuestra vida. Hay personas que lo hacen todo con una facilidad pasmosa según en que aspectos. Por ejemplo, hay personas, tanto chicos como chicas que desde bien pronto se manejan perfectamente en el arte de flirtear, coquetear, etc. Hay personas que llevan con los ojos cerrados enamorarse, sentir mariposas en el estómago, tener detalles bonitos...hacer un cuento de hadas vaya. Y así cada uno con sus facilidades, al igual que hay personas completamente al revés, que tiene más dificultades que facilidades, pero en el fondo es porque todos buscamos a esa persona que nos complemente, que nos satisfaga personalmente. Y eso ya no resulta tan fácil. Antes era diferente, antes las relaciones eran de otra manera, más sencillas. Los chicos eran los encargados de todo, de impresionar, de enamorar, de encantar, de mantener la relación, de tener los detalles, eran los que estaban acostumbrados a dominar y elegir ellos lo que querían, por tanto, normalmente, eran los hombres los que "jugaban" con los sentimientos de las mujeres. A día de hoy las cosas han cambiado, y las cosas se han igualado, ahora ya hay muchas más mujeres que se dedican a jugar con los hombres, y muchos más hombres que sufren constantes desengaños. Al igual que sigue habiendo hombres jugando con mujeres que soportan un desengaño tras otro. Junto con esto, sobre todo durante lo que llevamos del s.XIX, la sociedad ha cambiado, han cambiado sus cánones, sus costumbres y sobre todo sus prejuicios en algunos casos. Y uno de los casos es precisamente este, el de las relaciones de pareja. Actualmente, en el año 2012, en la mayoría de los países desarrollados occidentales está más que aceptada la homosexualidad, el hecho de que dos personas del mismo sexo se amen y formen una pareja.
Esto ha llevado a que en casos cada vez más numerosos las personas lleguen a plantearse lo que de verdad quieren en su vida. Efectivamente todos nos imaginamos envejeciendo al lado del sexo contrario, pero porque es lo que hemos visto siempre. Pero debido al tipo de sociedad en la que ya nos vamos moviendo y debido al desengaño que sufrimos sobre todo las mujeres respecto a los hombres porque erróneamente nos criamos con unas expectativas sobre ellos, el amor y las relaciones que siendo muy jóvenes acabamos realmente frustradas porque no encontramos ni si quiera un atisbo de esa fantasía, de esa falacia. Pues hoy, me voy a atrever a decir que por suerte, no han sido 1 ó 2 los casos que he visto de mujeres heterosexuales enamorarse y sentirse atraídas por otra mujer. Hay gente que piensa que es una actitud provocada por tantos desengaños y es una forma de aliviar la frustración, pero que realmente no se siente esa atracción por una mujer; o gente que piensa que eso es vicio puro, que hay mujeres que no ligan con los hombres y por ello prueban con mujeres solo por tener algo de sexo. Bajo mi punto de vista, ambas opiniones son erróneas. Yo soy de esas personas que considero que esa debería ser la forma de vida de todas las personas. Creo que deberíamos evitar dejarnos llevar por las tradiciones sin pararnos a pensar y a madurar nuestros sentimientos, creo que lo importante en una relación no es el cuerpo, ni los cánones sociales. ¿Dónde está escrito que una mujer tenga que amar a un hombre? O mejor dicho, ¿Quién dice que una mujer no puede enamorarse de otra mujer, o un hombre de un hombre? ¿Sólo puede existir el amor entre diferentes sexos? Yo os puedo asegurar que no. Una mujer puede amar de la misma manera a un hombre que a una mujer y viceversa. Pienso, y defiendo que si una persona hoy se enamora de un hombre, mañana puede hacerlo de una mujer, y no es vicio ni desesperación ni nada de eso, es simplemente que es una persona con la capacidad de ver en alguien a un ser humano, una mente, un corazón, unos valores, unos sentimientos, unas capacidades, una forma de vida, y enamorarse de ello, sin mirar si es hombre o mujer, sin mirar si es lo normal o no, porque ese es el mayor error que ha cometido el hombre, encerrarse en las tradiciones, los cánones y los prejuicios, o como yo prefiero llamarlo, "el que dirán". Si predicamos, o decimos que predicamos una sociedad libre de religión, de cultura, de ideología, y demás, creo que lo más correcto sería empezar por predicar una sociedad en la que prevalezcan los sentimientos y los valores respecto a los demás, y dejemos esos clichés baratos de hombre con mujer y mujer con hombre, y dejemos fluir el libre sentimiento, que no el libre albedrío.

Septiembre, de nuevo tú.

Ha llegado septiembre, como cada año al final de verano. Septiembre es, tal vez, uno de los meses que más marca y guía el año. Supone el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina. Normalmente eso es algo que nos horroriza, que deseamos que tarde lo más posible en llegar o, que incluso, no llegue nunca. Sin embargo, para mí, septiembre es uno de los meses más ansiados. Todo cambia, la ciudad vuelve a llenarse de coches, de gente, de comercios abiertos, en definitiva, de vida; las mañanas vuelven a llenarse de cantidad de coches frenéticos con dirección al trabajo y de niños con las mochilas a la espalda con una mezcla entre pesar e ilusión propio de cada principio de curso. Vuelve el olor a libros nuevos, a lápices enteros y bolis aún sin estrenar. Volvemos a esos pasillos, aulas y pupitres que de algún modo, algo extraño y desconcertante, echamos de menos. Una vez más sonreímos al ver los rostros que cada curso nos acompañan, nos enseñan, nos corrigen, nos califican, nos apoyan, nos guían, nos aprecian y nos trasmiten ese entusiasmo por seguir adelante, es decir, los rostros de los maestros que durante 10 meses al año se encargan de educarnos y formarnos, tanto académica como personalmente. Y todo ello tiene un sabor agridulce fruto del fin de las vacaciones junto con esa entrañable sensación de volver a estar en casa, de que todo vuelve a estar en su sitio.
Por primera vez, 6 años después, tengo miedo, más bien intriga por el mes de septiembre. Este año no vuelvo a los pasillos de siempre, ni a las aulas ni los pupitres de cada año. No voy a sentir esa sensación de estar en casa al encontrarme un año más rodeada de los míos, tanto compañeros como maestros, sobre todo ellos, los maestros. Este año será todo nuevo. Un sitio diferente, gente completamente diferente y anónima y desconocida para mi, maestros por descubrir y la nueva tarea de hacer de cada día algo con lo que poco a poco sentirme como en casa. Voy a echar y mucho de menos la sensación de ver al pringao de turno o como se hace llamar él "El coordinador"; a la Rubia; al diccionario de la RAE en carne y hueso; a la historia y el arte hechos hombre; a la ciencia y la religión fundidas en una especie de protector; a súper Luis caradepollo; a Juanito maravilla; a Mr.Street; a mami Blanca....puff todo un sin fin de personas que me han llenado de valores estos 6 años y que ahora, por primera vez, no voy a reencontrarme ahora en septiembre. Voy a abandonar los pasillos donde hasta febrero sonaba ese "AAAAIIIIII"; "¿ME LO CANTAS O ME LO BAILAS?"; "VA A ARDER TROYA" y una lista infinita de expresiones y sonidos que hacían que todo el mundo supiera donde estaba ella, donde estaba Celia, y que entonces, tras ese primer "AAAAAIII" del curso todo el mundo, o al menos yo pensara: sí, ahora sí, ya estoy en casa. ¿Lo bueno de todo esto? Que gracias a personas tan maravillosas como ella se que hoy, y siempre, las puertas de ese colegio que era más bien mi segundo hogar, seguirán siempre abiertas, que me podré pasar la cantidad de veces que quiera que siempre seré recibida con la misma amabilidad y cariño con el que fui tratada tanto tiempo y que a día de hoy es lo que me ha marcado como persona.
Comienzo una nueva etapa, comienzo lo que de verdad quiero hacer, ahora sí que sí empiezo a diseñar y a llevar a cabo el tejado de un proyecto que empecé a los 3 años en mi primera clase y que terminaré, espero, dentro de 4, para poder pasarme el resto de mi vida viviendo esta sensación cada mes de septiembre y sentirme como en casa, rodeada de los pasillos de siempre y de la gente de siempre. Terminaré el tejado para hacer de el resto de mi vida un hogar seguro, tranquilo y cálido en el que espero poder albergar a todos los alumnos que pasen durante mi carrera profesional. Este mes de septiembre empieza el sueño de mi vida...