miércoles, 7 de mayo de 2014

Un verso inacabado

Eres tu, sí, tu. Eres tú el verso con el que siempre soñé, ese verso para el que nunca encontré las palabras, ni la métrica, ni la rima adecuada... El estío llegó a mis días literarios, el arroyo de letras que fluía imparable del manantial de mis más profundas emociones llegó a evaporarse, tanto que ni una mísera coma, ni un punto, final o parte, ni un acento...ni una gota ya de aquello que fue un increíble torrente de sensaciones y sentimientos.
Llegaste tu y todo brotó como brotan las flores en primavera, de golpe, sin avisar, de la noche a la mañana un prado raso, hastiado y febril renace plagando de colores, aromas, luz y vida todo cuanto alcanzan los sentidos.

domingo, 9 de febrero de 2014

Si Peter Pan viniera

Y ¿si Peter Pan decidiera salir de Nunca Jamás y visitar nuestro mundo? ¿Este donde los niños sí crecemos, este donde los sueños no tienen cabida y la fantasía sólo es cosa de locos? ¿Qué pasaría con su sonrisa al ver niños con metralletas, niños con todo en su mano y sin un sólo reflejo de felicidad en sus rostros, niños infelices, niños viendo a sus padres descalzos para que ellos se puedan calzar, niños hipócritas cuya infancia se ha basado en el derroche, niños que no saben lo que es luchar por sus sueños y otros que ya lo han luchado todo y, aún así, sacan fuerzas para seguir haciéndolo? Pobre Peter Pan, ver tantos rostros inocentes manejados como burdas marionetas por las  manos podridas del poder, del dinero y de los intereses inhumanos que ha sumido todos los lápices de colores en manchones negros y sombríos,que han volcado todas las ilusiones en sueños perdidos, en eternos ojalás que jamás se verán cumplidos. Las flautas dulces se han vuelto amargas, los recreos están llenos de reos que buscan sus alas tras un balón y cuatro paredes, tras una peonza que gira incesante y se lleva en ella las ansias de libertad de los más pequeños. Las combas, las gomas, los juegos de palmas, las canciones infantiles, los juegos en grupo, los botes de pintura de mil colores...todos miran desolados desde el baúl de los recuerdos cómo nadie se acuerda de ellos, cómo una pantalla con cuatro botones y falsos destellos de "humanidad" les sustituyen y atrapan en sí a tantas ganas de jugar, cómo se llevan consigo la infancia que otros tuvieron atrás. Que nunca se pasee por las calles de una gran ciudad, que nunca vea a un perro abandonado, a un anciano que ha levantado el país buscando en un contenedor de basura algo que llevarse a la boca y sobrevivir un día más, que no tenga que ver cómo niños con dificultades psicológicas, de desarrollo o físicas son tratados como deshechos sociales, que nadie más que sus pobres madres se preocupen de ellos, que no vea tanta hipocresía suelta, que no vea falsas campañas de acción social y, mientras, montones de familias rogando por un kilo de arroz, que no pase por la puerta de un gran almacén donde un hombre tienda humildemente su mano mientras pasan señoras con abrigo de piel y bolsas llenas de derroche y lujo, que no mire a las chabolas, que no vea madres de 14 años, que no vea familias olvidadas, que no vea odio entre razas, ni tenga que entender la razón de los "ghettos".
Peter Pan, no vengas. No, no lo hagas. Si vienes se acabrá tu infancia, se acabará tu ilusión y campanilla perderá eternamente su magia. Quedaros allí, mantened vivo Nunca Jamás, quedaos allí y así, por lo menos, seguiréis siendo una referencia más, seguiréis siendo aquello que todos que queremos ser. Si volvéis, se acabaran vuestros días de inocencia, vuestras buenas maneras, vuestras alas, tus orejitas puntiagudas... Campanilla sería mirada obscenamente y tu estarías condenado a ser un bufón de feria. Quedaos allí y así todos los que os conocemos podremos seguir soñando con que alguna noche oscura y sombría aparezca tu sombra en nuestra ventana y nos lleves allí. Así, podremos seguir mirando al cielo y susurrar para nosotros mismos "segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer" e irnos a dormir con el deseo de que seas real y exista un mundo donde los niños no crezcan y campanilla aún pueda volar.

martes, 28 de enero de 2014

Plenitud

Una mirada atrás y todo palabras tristes. Todo son miedos, esperanzas perdidas, ilusiones dementes, dolor, colirio en los ojos y desidia.
Muchas son las Lunas que han pasado sin saber de mi, muchas las madrugadas que mi teclado se ha pasado a la intemperie de un escritorio vacío y quieto. Estas pequeñas teclas, marcadas a fuego con una letra que, por sí misma resulta insignificante pero que, en conjunto y bien ubicada, puede ser reflejo de los más sinceros miedos, deseos y aspiraciones de un alma solitaria, se han visto cubiertas de polvo y soledad, ensordecidas por un inusual silencio...
Lejos de esta desgracia se encuentra la dicha de quien las maneja, me encuentro yo. Mucho es el tiempo que llevo sin escribir, mucho el tiempo que ha pasado desde que mis dedos se deslizaron a toda velocidad por este teclado para expresar algo más que obligaciones estudiantiles o meros trámites burocráticos. Por lo que hoy me siento a decirle algo al mundo es porque me gustaría descifrar la causa por la que durante este tiempo no he sentido la necesidad de escribir. Realmente no hay nada que descifrar. Es grandioso cómo un un ser es capaz de crear sus mejores obras o escribir sus mejores poemas cuando en su interior todo es destrucción, sendas sombrías, soledad, miedo... y cómo, por el contrario, cuando el alma se encuentra dichosa, gratificada, plena y satisfecha, dicha majestuosidad parece esfumarse y todo el talento parece disiparse...

lunes, 2 de septiembre de 2013

Pánico

No recuerdo ya cuando fue la última vez que me digné a escribir sobre lo que siento. Tal vez, la causa de esta ausencia de palabras vino dada por la falta de necesidad de expresarlas por aquí pues, aunque aún me cueste creerlo, pude mirar a los ojos a quien amo y dejar que estas fluyeran de mil manera diferentes, bien fuera besando sus labios, perdiéndome en su mirada o recorriendo cada centímetro de su piel.
No obstante, hoy me veo empujada con violencia sobre mi teclado, con una necesidad  imperiosa de expresar lo que quema mi alma por dentro. No tengo si quiera una mínima idea de cuáles son las palabras que puedan reflejar fielmente cada una de mis sensaciones y sentimientos.
Hay quien dice que las palabras, en ocasiones, resultan ser puñales que se clavan sobre quien son pronunciadas.... cuán equivocados están aquellos que así lo creen. El peor de los puñales, más doloroso que cualquier palabra y, sin duda, más hiriente que una hoja de metal, es el silencio. No es la primera vez que un silencio me congela el habla y el alma, pero sí es la primera vez que se ha clavado sin piedad sobre mi, dejándome completamente a merced del tiempo, pues sólo él arrojará alguna palabra que termine con este dolor o me mate para siempre. No ha pasado si quiera una hora y cada segundo da una vuelta más a a cada correa que oprime mi ser, aumentando lentamente la agonía... reduciendo mi capacidad respiratoria.
De nada vale rogar, suplicar o implorar piedad pues, a fin de cuentas, estoy pagando el precio de la inseguridad y el miedo cuando me he visto colmada de aquello que más anhelaba.
Aún me intriga y me indigna el funcionamiento de los seres humanos. ¿Qué nos sucede cuando lo tenemos todo? ¿Qué pasa cuándo somos felices? ¿Acaso nos hemos acostumbrado tanto al dolor y a la soledad que no somos capaces de convivir con el bienestar y la plenitud?
Maldita la hora en que dudé, maldito el momento en el que tuve de ser feliz, porque es ahora cuando de verdad tengo miedo, mejor dicho pánico. Pánico cuando he visto tu mirada lejos de la mía, cuando tus labios callaban y entonces el silencio cobraba protagonismo, pánico al verte partir y sentir que no volverás...
Tal es el pánico que las lágrimas no me permiten seguir escribiendo....

martes, 28 de mayo de 2013

Tus reconfortantes luces y tus mágicas sombras

No, no me mires. No vuelvas a hacerlo. Mi alma no resistirá de nuevo el punzón de tus ojos en los míos, diciendo todo lo que tus labios callan por miedo y, sin embargo, tu alma lo siente, lo siente y no puede ocultarlo.
Observame, no dejes de hacerlo.Mi alma se rompe al pensar en dejar de existir, tan si quiera por un segundo para ti. No dejes de recordarme como a veces sé que lo haces. Resulta dulce la idea de protagonizar pequeños suspiros de tu tiempo y, más dulce aun resulta la idea de robarte entonces una sonrisa.
No somos nada, es cierto, tan cierto como que puede que nunca lleguemos a serlo pero... seríamos tanto. No estoy loca por creerlo, mucho menos por soñarlo pues tu mirada concede lugar a la duda, más incluso de lo necesario. La vehemencia y la sensualidad se dejan ver, tímidas, en tus ojos oscuros, tiernos y brillantes.No lo tienen claro, ni si quiera son conscientes de los secretos que desvelan.
Es precisamente por eso, por los secretos que ni tú misma conoces pero tus ojos desvelan por lo que me da miedo una sola mirada más tuya. Observame si quieres, contémplame cuanto desees y, cuando sientas que te miro, aparta ágil la mirada pues, si mis ojos encuentran los tuyos, inocentes, cálidos y dudosos, me será imposible no perderme en ellos. No te miento si te digo que me encanta y que, si algún día me lo permitieras, vagaría por ellos el resto de mis días, sin embargo, ahora, cada vez que me adentro en ellos, siempre dejo encendida la luz de emergencia para encontrar la salida pues, en contra de mi voluntad, constantemente me veo obligada a abandonarlos y duele, duele más que cualquier castigo físico. Adentrarme en un mundo tan maravilloso como el tuyo, un mundo de luces y sombras donde el misterio, lejos de resultar tenebroso y asustadizo, se me antoja reconfortante y mágico me impide dejar de querer aspirar a más, a poder contemplar ese mundo tranquila, al anochecer y al alba, descubrirlo poco a poco, sin prisa, acariciando tu espalda y besando tu cuello.
He de pedirte, tan sólo, una cosa más. Perdóname si algún día esta pretensión te hace sentir incómoda y tu intimidad se ve amenaza. Te pido que me perdones puesto que no soy capaz de prometer que jamás volveré a pretender tu ser.

domingo, 28 de abril de 2013

Infierno de hielo

Es ese constante sentimiento entre culpa y frustración con toques de impotencia y agotamiento. No sé si la pregunta adecuada es en qué he fallado o, tal vez, lo correcto sería preguntarme hasta dónde llegan mi capacidad y mis fuerzas. Nunca he llegado a estar segura de lo que soy, lo que se y lo que tengo, pero si es cierto que alguna vez me he acercado a rozar esa sensación ahora mismo me encuentro a años luz de ella. No consigo adivinar qué es lo que falla. Entre cantidad de oportunidades y "cosas buenas" no encuentro más sentimiento que el de estar haciéndolo mal y fallando pero... ¿a qué? ¿a quién? ¿por qué? Qué narices pasa en mi cabeza para no ser capaz de llenarme con nada... Siento que soy enormemente injusta con todo, con los demás y conmigo misma. En un ambiente como el actual, lleno de pesadumbre y sombras, donde un mínimo haz de luz es motivo de festejo... yo que, de pronto, me encuentro deslumbrada por tantos haces simultáneos me siento aún peor que cuando todo eran veras sombrías y caminos solitarios. La situación torna en esta grave languidez de mi alma por el hecho de que no soy capaz de apreciar esa luz repentina ni esas sonrisas de esperanza que me ofrecen los días. No hay nada en mi que me empuje a llevar ninguna situación hasta el final, nada que me aboque a explotar todo lo bueno para llenarme de ello...  lo único que constantemente persigue mi ser, ahora huraño y huidizo es, precisamente, huir, esconderme de la luz, de las sonrisas y de la calidez y seguridad que me aporta cada relación humana. Me da pánico. Siento no estar a la altura, de nada, de nadie... ni si quiera estoy a la altura de terminar estas líneas dándoles algo de sentido...

viernes, 12 de abril de 2013

Loving Strangers


Se precipitaba calle abajo sobre las grises aceras de la ciudad arropada por los últimos suspiros del día. Éste agonizaba de forma irrevocable pero, extrañamente, no sus anhelos de soñar mientras los demás creían hacerlo dejándose llevar por Morfeo. De noche nunca dormía, no obstante, su alma soñaba más allá que ninguna. Entre las largas, tranquilas, en ocasiones frías y siempre solitarias noches de desvelo ella vivía su vida, disfrutaba de ella, saboreaba entre la suave escalada hacia la libertad del humo de un cigarrillo que sostenía entre sus dedos, delicada y firmemente, los momentos que la luz diurna le había regalado y grabado en sus pupilas. Envuelta en el más absoluto silencio, apenas perturbado por una ráfaga de viento que agitaba las hojas del árbol que cubría de sombras su guarida o, como otros la llaman, su habitación, encontraba el espacio indicado para olvidar toda la prisa que la llevaba de un sitio al siguiente, cual papelillo golpeado de una dirección a otra a los antojos del aire. Era entonces y sólo entonces cuando su alma sonreía al recordar cada gesto, cada sensación. Era entonces, y no en el momento, cuando su alma sentía la caricia que sólo la mirada quien ella sabía la sosegaba y estremecía la piel.  
Aquel desvelo no fue diferente a los otros. Una luz cálida y tenue formada por la pantalla del ordenador y cuatro velas consumiéndose al ritmo de sus pensamientos junto a la suave melodía de un piano sonando, lo suficientemente alto para calar en su ser y lo suficientemente bajo para no despertar a su familia, hicieron de aquella noche algo diferente. Fue entonces y no antes cuando descubrió que no conocía al ser que amaba, al menos no en profundidad. Cayó, en aquel instante, en la cuenta de la maravilla de tener la capacidad de amar aun no sabiendo a penas nada de la persona en cuestión. Su nombre, su voz, el color de sus ojos y la paz de su sonrisa habían bastado.Claro que tenía defectos, igual que ella, pero aun esos los amaba pues, indudablemente, también forman parte de una persona y la hacen ser quien es.
Siempre insegura, nunca fue capaz de entregar todo lo es a nadie. El miedo a que aquello que era suyo y solo suyo se corrompiese o resultara herido atormentaba cada relación con cada persona de su vida. Amigos, familiares, parejas pasadas... nadie era suficientemente alguien para perder el miedo. Sin embargo, la persona cuya sonrisa iluminaba hasta el más gris de los días, esa, tan desconocida y extraña y a la vez tan cercana, alejaba cualquier fantasma de miedo o temor. En un beso, el primero de todos, estaba segura que se entregaría completamente a aquel amor, ese loco de atar y desatar...

miércoles, 3 de abril de 2013

Una legua en tu pupila


Incesantemente, la idea que atormenta mi ser no es otra sino la de que tu y yo somos personas completamente diferentes, que nuestros mundos o nuestras mentes poco o nada tienen que ver. Me tortura la idea de pensar que eres alguien fuera de mi alcance, un sueño precioso, una falacia que roza la demencia de una loca. No creo que sea cuestión de idealización decirte que eres un ser maravilloso, que nunca antes mi ser se había cruzado en su camino con un alma tan pura como la tuya. Tienes tanto que... que me da miedo. El miedo me paraliza si pienso en compartir una vida juntos y que no encontremos aquello que nos una, que se produzcan más silencios de los debidos, mejor dicho, que se produzcan silencios incómodos, que siempre vueles más alto, que nunca pueda alcanzarte y no estés dispuesto a esperarme o enseñarme a volar tan alto. Me siento completamente insignificante si pienso en todo aquello que me aportas y, en cambio, no se me ocurre nada que yo pueda aportarte, no soy capaz de encontrar algo de mi ser que pueda completar o engrandecer el tuyo.
No tengo ni idea de cómo sería una vida juntos pero, si de algo estoy segura, es que si resulta ser tan extraordinaria como resultan ser los momentos que hasta ahora compartimos, no quiero ninguna otra oferta, ninguna otra alternativa... no quiero nada que no seas tú. Todas las noches desde que te conozco, cuando me siento en el escritorio, enciendo una vela. El incesante vaivén de una pequeña legua de fuego sosiega mi alma. La presencia de una pequeña vela aporta una luz cálida a mis largas, frías y solitarias noches de desvelo recorriendo tu sonrisa grabada en mis pupilas. Al mirar la pequeña llama bailar en la oscuridad, tu figura viene a mi, sutil, ligera, sencilla, delicada y extrañamente contundente. Si hay algo que mi alma anhele, por encima de todo, es ver el reflejo de una legua en tus ojos mientras nuestros cuerpos se aman en lo que fueron desvelos y delirios nocturnos.