jueves, 30 de junio de 2011

Bailemos toda la noche

Olvidémonos del tiempo, del paso de las horas, de todo lo que nos digan, olvidémonos de todo lo demás, sólo importamos tú y yo, nada ni nadie más. Vamos a ponernos guapos, tú un esmoquin y yo un vestido de fiesta con tacones, o mejor nos los zurcimos con las mejores de nuestras sonrisas e ilusiones. Esperemos a que caiga del todo la noche, y entonces, sólo entonces saldremos a la calle. Nada de andar por la acera, por la carretera se va mejor. Ademas, sabes que? Conozco un cruce donde pasan coches cada 10 minutos, y se oyen desde lejos, así que iremos allí y no tumbaremos en todo el medio, sin miedo, ¿lo peor que nos puede pasar? Que nos atropelle un coche, pero, ¿qué es la vida sin un poco de emoción?
Cuando estemos relajados, nos levantaremos, y bailaremos, lo que tu quieras, podemos variar, un rato lento y agarrado, otro a lo loco...qué más da, el caso es bailar toda la noche. Dirás...¿y la música? Esta en nuestras cabezas, yo tararearé la canción que te apetezca bailar. No hay mejor música que la que sale del alma.
Seré lo que tu quieras por ti, puedo ser bailarina toda la noche para ti, puedo ser si quieres, tu cenicienta, o tu cantante, puedo ser tu fugitiva, tu mejor sueño, puedo ser tu película de disney, dímelo y lo seré por ti, si eso es lo que quieres para pasar cuantas más horas, mejor, junto a ti.
Da igual todo, lo importante, es que no dejemos de bailar en toda la noche, seremos como murciélagos, saldremos de noche y por el día nos esconderemos, no hay más magia que bailar sin parar, reír y disfrutar con únicamente, la noche, con su luna y sus estrellas como testigos.

Donde la fantasía y la realidad son lo mismo

No te has dado cuenta?
Es muy sencillo de ver. Siempre decimos que ojalá los sueños fuesen verdad, o que nuestros mundos de fantasía fueran la realidad, pero, quien dice que no lo sean?  Es verdad que a lo mejor no vivimos en el paraíso natural que nos gusta, ni se cumplen todos nuestros deseos, ni vivimos un cuento de disney con quien queremos ni nada de eso, pero quien dice que nuestra realidad no sea una fantasía?
A lo mejor yo pierdo un zapato y no me busca el príncipe para dármelo, es verdad, pero quien dice que las cosas que vivimos cada día no pueden convertirse en una fantasía? Si nos paramos a pensarlo un segundo, a lo mejor al principio decimos, mi vida es lo más normal que existe, sin cosas extraordinarias...¿seguro? Porque yo creo que no, todo lo que hacemos, incluso dormir, es extraordinario, al menos, ha de serlo para nosotros mismos.
Desde pequeños nos ha enseñado a distinguir la fantasía y los sueños de la realidad, pero..¿tiene que ser así? NO! Si que es verdad que tenemos que darnos cuenta del mundo real y todas esas cosas, nadie dice que no, pero la mejor manera de vivir la vida, y lo se por experiencia, es viviendo nuestros sueños, y haciendo de lo más corriente lo más extraordinario.

Qué añadir...

Hay muchísimas cosas que se pueden resumir en pocas palabras, o ni si quiera hace falta resumirlas, son muy simples. Pues yo soy de esas personas que ya no encuentro cosas de esas que no hace falta resumirlas o que es lo más sencillo del mundo. He llegado al punto en el que hasta lo más simple es lo más complicado, y hasta lo más absurdo, se convierte en un rompecabezas para mí. Yo soy un rompecabezas, y no consigo resolverme. 
Es absurdo pensar que tengo oportunidades de lujo y que no me sirven para nada porque en esas ocasiones soy lo más infantil que existe, y otra vez más, tiro una oportunidad a la basura. Lo peor de todo esto, es que me he especializado en cazar fantasmas, es lo único que hago, ver fantasmas donde no los hay, pensar que soy algo para alguien, cosa que en realidad no tiene ni pies ni cabeza, ¿absurdo verdad? El problema, es que por muy absurdo que parezca, mi vida ya es así, se ha convertido en un espejo que refleja fantasmas. Lo bueno, es que por fin he descubierto de dónde aparecen esos fantasmas, y es que son reflejo de mis miedos y de mis inseguridades. Inseguridades como las miles que tengo cuando siento que al andar junto a esa persona me muero por coger su mano, o darle un abrazo, o dejar que explote todo lo que llevo dentro y que lo sepa. Pero como siempre, soy demasiado cobarde para eso, y hoy, es de esos días que no me apetece ser valiente, porque no me apetece perder nada, ahora no.

martes, 21 de junio de 2011

Y de nuevo, fin.

Definitivamente, esto, no es para mí. El amor esta hecho para las personas a las que les tienes que salir las cosas bien, para las personas que...ni si quiera se para qué personas, solo se que para mi, no. Puede que viera el final antes de empezar, o no. En realidad tuve esperanza de que todo esto saliera bien, ahora, una vez más, me encuentro en un paréntesis dentro del mundo, en un paréntesis de soledad, decepción, desgana y desmotivación. Todo es gris, hay un silencio espeluznante, un silencio que taladra mis pensamientos. Puede que en la calle estemos a 40º grados, pero aquí, solo hay frío y desolación, mis sentimientos tiritan muertos de frío y miedo, rompiéndose en mil pedazos, como si de cristales se trataran. Sé que este final solo supone el principio del resto de mi vida, lo sé, se que podré volver a estar con alguien, pero ahora lo pienso, y no quiero, saldrá mal, siempre saldrá mal. No sé que pasa, no se escuchar a mi cabeza ni a mi corazón, hablan los dos a la vez, demasiadas cosas  juntas, demasiado rápido, no les entiendo. No sé si sentarme a intentar silenciarlos y así poder escucharlos, o definitivamente, olvidarme de una de las dos partes, borrarla, y sólo escuchar a la otra, pero a cuál de ellas debo escuchar, porque siempre creí que al corazón, pero ahora, ya solo estoy segura de como me llamo.

sábado, 4 de junio de 2011

Bajo su inclemencia

Hay veces en las que me gustaría no despertarme nunca más. Irme a dormir, y al día siguiente, fin, todo se acabó en el mundo material, mi cuerpo, sólo cuerpo, sin palpitar, sin respirar, dejando libre a mi espíritu. Me gustaría ver tu cara, tu reacción al saberlo, al, de repente, encontrarte con que he desaparecido, esta vez para siempre, esta vez sin vuelta atrás. Me gustaría una vez más colarme en tu pecho para llegar a tu corazón, para tocar tu corazón y hacerlo palpitar por mí, sólo una vez más.
Cada tarde, el ocaso me invita a recordar tu mirada, tu sonrisa, a recordar tu voz, tus palabras, tus gestos, tus frases, tu forma de ser, tu forma de vivir. Siento que en el momento en el que te dejé de ver cada mañana despertar, acorde con los primeros rayos de sol, en el momento que dejé de sentir tu energía, tu calor, tu protección, te llevaste una parte de mí. te llevaste contigo lo mejor de aquellos días de mi. Lo di todo sólo por ser alguien significativo para ti.
Por desgracia, la inclemencia del tiempo y el destino, tampoco me ha perdonado a mi. Durante meses sentí mi alma desgarrarse por conseguir entender por qué mi corazón latía de esa manera al recordarte, al nombrarte, al pensarte. Estalló en mi un fuego cruzado entre la razón y el corazón, por saber si debía ser o no. Ganó el corazón, ganaron los sentimientos que gritaban que te amaba. Nunca creí que la guerra llegara a ser tan dura. Pero no hay nada más duro que hacerse la guerra a uno mismo. Hace poco, mi corazón se rindió, se dejó dominar por la razón, eras imposible, un sueño, un cuento de príncipes y princesas que yo no había oído de pequeña pero que había soñado de mayor. Renuncié a ti, me dejé llevar. Y justo ahora, el tiempo y el destino deciden jugar en mi contra una vez más. Has vuelto aparecer como aquel príncipe montado en tu caballo blanco, esperando bajo el balcón de mi corazón, mientras lloro encerrada en mi habitación, pues ahora no soy libre de asomarme y dormir contigo con las estrellas como testigos.
Si me quieres, espérame como yo lo hice por un tiempo, porque aunque el destino y el tiempo son perversos y disfrutan torturándonos, al final acaba siendo justo, y si tu eres quien tiene la sangre azul que yo necesito, y yo soy la princesa que mueve tus instintos, no te preocupes, a veces, lo imposible, solo tarda un poco más

Abismo

Abismo. Esa es la palabra que define a la perfección la situación en la que se encuentran mis sentimientos, mis razones, mi ser, al borde de un abismo y sin vuelta atrás. Llevo ya tiempo caminando sobre los cantos de las piedras de mi camino, un sólo fallo, al suelo. Me he caído ya innumerables veces, unas más dolorosas que otras, pero siempre he retomado el camino. En mi recorrido sólo persigo un objetivo, encontrar el lado plano y liso del camino, el lado de tierra, en el que aunque todo árido, resulta seguro. Poco a poco los cantos han dejado de ser redondos a ser cada vez más cortantes, más agresivos. Me hago daño con cada uno de los pasos que doy, pero no puedo dejar de andar, no puedo volver atrás, pues tras de mi sólo queda el abismo que me persigue cada día.
Huyo de él, o al menos lo intento, solo da tregua a la caída del sol, pero aún así avanza muy rápido.
Alguna vez, en la misma situación entre el abismo y el dolor, de pronto, todos esos cantos cortantes pasaron a ser un precioso y suave prado verde, donde cada una de mis heridas se fue curando. Pero era demasiado bueno para mí, solo fue un oasis entre dos caminos separados por un abismo.
Sólo tengo dos opciones, no se cual es peor de las dos, pues una es seguir alargando esta agonía sin saber si al final del camino hallaré sosiego, o por el contrario mis heridas sangraran en vano y eternamente, al no existir tal fin de mi camino. Mi otra opción es rendirme, sentarme al amanecer en la piedra menos agresiva y esperar que el hambre del abismo me trague para siempre.