sábado, 25 de septiembre de 2010

La excepción que confirma la regla.

Normalmente, dado que soy una chica muy de refranes y dichos populares, me planteo y le busco el sentido a esas expresiones, por qué existen y cómo se aplican. Pero sobre todo, uno de los refranes que, aunque siempre he entendido, el que más me llama la atención y al que más vueltas doy, es al refrán "siempre hay una excepción que confirma la regla", aquello de que siempre hay un puntito negro que nos confirma que todo es blanco. Ahora, aun no se si por suerte o por desgracia, he conseguido aplicar este refrán de forma práctica en mi vida.
¿Cuál es el problema en todo esto? Es muy sencillo pero complejo a su vez. La sociedad de hoy en día, nos vende la libertad de expresión, de gustos, que da igual que te gusten los chicos o las chicas, o los dos, que da igual que seas heavy, gótico, hippie, da igual, todo el mundo pone en su boca las palabras tolerancia, respeto e igualdad, pero, ¿de verdad son así las cosas?¿De verdad aceptamos todos los gustos y formas de ver la vida de una forma respetuosa y tolerante? Yo creo que no, porque si de verdad fuera así, nadie tendría miedo de ser como es, miedo de expresarse tal y como es, ¿no? 

Si de verdad la sociedad, ahora hablando en mi sociedad, la de personas de 16 años, fuera realmente tolerante, respetuosa e igualitaria, yo no tendría miedo de ser como soy, sería quien soy de verdad, y si un día me apetece ir en plan hippie a clase con pantalones de estos a rayas anchos y cualquier cosa, lo haría, pero no es así, porque aunque la gente no te diga nada, todo el mundo opina, todo el mundo comenta en plan de : "qué pintas trae esta hoy", o, "¿por qué le ha dado por ponerse eso?, no le pega nada". Algo tan simple como es la ropa, nos sirve para darnos cuenta que no aceptamos que la gente sea como es. Se nos llena la boca aconsejando a los demás, "tienes que ser siempre tú mismo/a". A mi cuando alguien me dice esa frase, siempre pienso: "¿De verdad quieres que lo haga?". Las personas que de verdad quieren que Yo sea Yo, 100%, sin ocultarme nada, no me lo dicen, porque esas personas se molestan en darme  las suficientes razones para hacerme creer en mi misma y para saber que no debo tener miedo a su lado por ser yo misma, porque no me van a juzgar, ni mucho menos a mirarme de otra manera por saber que soy como soy. 

Actualmente, sólo conozco a una persona que no me juzga por ser quien soy, a la que le puedo contar mis pensamientos más extraños, mis sentimientos mas ocultos, mis sueños más profundos, que sean como sean, no me juzga. ¿Por qué? Porque es la persona que desde un principio se ha molestado por conocerme como realmente soy, porque desde el primer día me ha dado esa confianza y tranquilidad para ser yo misma, para no tener miedo. Esa persona es mi vía de escape, cuando algo me pasa, cuando hay algo que siento o que pienso y que eso me esta destrozando por dentro, se que puedo contar con ella, sea lo que sea. 

Ahora, ya aclarados ciertas cuestiones, voy a contar el fin de esta entrada, y es que, cuando pienses que nadie te puede dar confianza, cuando pienses que nunca nadie va a poder saber toda la verdad sobre ti, no desesperes, siempre hay alguien que aunque le cuentes que eres homosexual, emo, hippie o que estas enamorada de alguien prohibido, no te va a juzgar, solo te va a tender sus brazos y te va a acoger en ellos solo para que sepas que no has de tener miedo porque esa persona está ahí, y no va a dejar de estar. 

2 comentarios:

  1. Tu mejor amigo no es quien no te juzga, sino el que lo hace a pesar de saber que te va a doler. Si alguien no te ha juzgado nunca, es que quiere algo de ti, pero Siempre serás juzgable.
    Y si tanto defiendes esos valores, ya te quiero ver un dia vestida de hippie.

    ResponderEliminar
  2. Una cosa es que una persona te juzgue si obras bien o mal o actúas en consecuencia, y otra muy diferente es que una persona te juzgue cuando te apetece ir de hippie o simplemente tus gustos no son como los del resto de la gente. El buen amigo, es el que sabe diferenciar una cosa de la otra, y es del amigo del que hablo yo.
    Y de hippie si, me vestiré algún día de estos.

    ResponderEliminar