jueves, 18 de octubre de 2012

Culpable de mis anhelos

Dime. Una rosa es hermosa sólo por el hecho de ser una rosa. Una perla es fascinante sólo por el hecho de ser una perla. Un diamante deslumbra sólo por el hecho de ser un diamante.  La luna es bella sólo por el hecho de ser la luna. Un poema agrada, es un poema. Un atardecer encandila sólo por el hecho de ser un atardecer. Pero, ¿tu? Tu eres hermosa, fascinante, deslumbrante, bella, agradable; encandilas, enganchas, enamoras. Tu perfilas cada uno de los deseos de un alma como la mía. Dibujas con tus ojos los sueños más dulces capaces de soñar mi ser. ¿Cómo no voy a admirar tu sonrisa? Dime, ¿cómo? ¿Cómo podría resistirse la luna a verte cada noche? ¿Y las estrellas? ¿Acaso crees que el sol se queda atrás? Puede que se oculte tras las nubes, tan sólo porque se ruboriza al verte, pero cada día acude puntual a entrar por tu ventana y despertarte cálida y suavemente. Me atormenta no ser él, no poder acariciar tu rostro dormido como lo hace él al amanecer. Dichosa la fortuna que tienen todos los astros de poder observarte y proteger tu cielo cada día, cada noche.
No obstante yo también me considero dichosa. No se si a Dios, al destino, a la casualidad, a la vida o a quién agradecerle tu existencia en mi vida pero, sea a quien sea, en mis últimos instantes le daré las gracias por ello. Me considero dichosa al verte, pero sobre todo al poder pensarte. Aún paso noches en vela preguntándome cómo es posible la existencia de semejante ser. Cómo es posible que hasta de tus defectos saques partido. Dime, ¿cómo irradias semejante fuerza y calma con tu sonrisa? El mero hecho de hallarte junto a mi aún siendo más personas consigue ponerme una meta para cada día, y es llegar a ese momento. Una vez que estás tu, estamos todos, la función puede empezar. Mi mayor desgracia, tu ausencia. Acostumbro a tenerte ausente a diario, pero no en los momentos que has de estar. Unas pocas horas de tu ausencia fueron suficientes para dejar en evidencia que te necesito esas pocas horas más de lo que puedo necesitar respirar. Nunca pasó por mi cabeza el hecho de que alguien como tu pudiera entrar en mi corazón, en mis anhelos. Pero tu has cambiado mi vida. Has cambiado mi manera de entender la vida, el amor, a las personas. Has cambiado incluso mi manera de entenderme a mí misma. Tu nombre lleva consigo el descubrimiento de un sentimiento completamente extraño para mí pero ahora tan familiar y necesario que no quiero dejarlo atrás, ni por imposible.  A priori, esto, un tu y yo, no parece difícil, se me antoja imposible. Sin embargo, alguien dijo una vez que los imposibles también existen. Por tanto, tu existes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario