viernes, 21 de diciembre de 2012

Principios vacíos

Las personas, yo la primera, nos escudamos en la sociedad en la que vivimos para decir que ella es quien nos moldea y nos guía en este bucle de consumismo. Acusamos al capitalismo de nuestros materialismos, a los medios publicitarios de crearnos necesidades falsas y artificiales, a las series, películas y demás por enseñarnos vidas de lujo y querer comparar las nuestras con esas y, al no encontrar la misma cantidad económica en el valor de las cosas, tendemos a desmerecerlo y creerlo menos.
Nos encontramos inmersos en un tiempo de crisis, de poco optimismo, un tiempo de escepticismo en el que prima el yo por encima del nosotros. No digo que sea más importante una cosa que la otra, sólo digo que, esa primacía del yo, mientras perdure, no nos permitirá avanzar hacia nuevos horizontes o hacia nuevas metas, como pueden ser la cooperación social. En los últimos meses, al menos en España, parecen aumentar los movimientos "solidarios", los movimientos "humanos" y de pronto parece todo maravilloso e incluso utópico. Pero, lo siento, llamadme aguafiestas, pero a mi todo esto me genera un importante debate social y hasta moral interno. Cierto es que hay cantidad de personas, verdaderamente humanas, verdaderamente conscientes de la realidad a la que nos hemos precipitado sin paracaídas y con ganas de cambiar las cosas, porque creen que se puede, que están haciendo todo lo posible por ello, habilitando sus propios medios, escasos o rebosantes, pero lo que tienen. Personas que ofrecen su hogar, su comida, su agua, su calor....su esfuerzo, su tiempo, su sudor...lo que está en sus manos por aquellos que por no tener, casi no tienen ni manos. Sin embargo, me preocupan las grandes empresas, las marcas/productos/entidades/personajes que tan al lado están de todo el desastre social, que tanto se preocupan por acciones sociales, por crear bancos de alimentos, destinar dinero, hacer campañas benéficas y un largo etc de buenos actos sociales cuyos beneficios, obviamente, son enormes y nadie los discute. Lo que a mi me suscita este debate y este, en cierto modo desconcierto, es el posible hecho de estar sumiéndonos en una espiral de valores vacíos, de acciones sin unos principios más allá de aquellos relacionados con la buena imagen y la simpatía de determinados colectivos. Me preocupa, mejor dicho, me asusta pensar que de una situación que yo calificaría de trágica, en la hay familias cuyos todos sus miembros están en paro, familias en la calle, sin recursos, sin a penas un bocado que llevarse a la boca, aquellos quienes han provocado todo esto, quienes manejan todo ese dinero que les falta a quienes lo han perdido todo, aquellos que se permiten el lujo de derrochar.. esos, sentados en un despacho y desde su sillón, con su traje de marca y sus zapatos de piel brillantes y perfectos, sean quienes organicen esas campañas benéficas, o decidan destinar un 1-2% de sus beneficios (en el mejor de los casos) a algún tipo de asociación para aquellos que viven del subsidio, o acepten donar sus productos perecederos y ya no útiles a los bancos de alimentos.... o todo lo que se os pueda ocurrir. El por qué de mi miedo, reside en que detrás de estas acciones y ojalá me equivoque, no veo ningún tipo de razón personal, moral o mínimamente social que mueva a estos grandes peces gordos a hacer lo que hacen. Dudo, de verdad, de que alguno de ellos lo haga de verdad de corazón, porque considere que tiene demasiado y decida compartirlo.... Me parece que, sobre todo en los casos empresariales, lo que mueve a esto son posteriores beneficios que van desde un buen reconocimiento popular hasta reducción de impuestos de cara al gobierno por la realización de estas acciones.
Me parecería pésimo y triste pensar que ahora, en lo que hemos caído es en una falsa moral, en utilizar un arma de doble filo, en ser las moscas de la mierda, en buscar nuestro propio beneficio a partir de la desgracia ajena.
Ahora, creo que todos, deberíamos replantearnos el verdadero significado de la Navidad. De nada vale ser gentil, amable o solidario unos pocos días al año y porque en los medios se encargan de que lo recordemos... si de verdad queremos que algo empiece a cambiar y a funcionar de otra manera, a empezar a tomar un tono gris en vez de negro, entonces, empecemos por esto.

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